En esta noche..., que anuncia casi el final de verano, cuando el calor va desapareciendo tímidamente entre las cortinas de aguaceros tormentosos, vuelvo a entender que todo en la Vida tiene su ciclo, su tiempo y su espacio.
Camino de nuevo por esta playa de Letras y Arena, tan solo me acompaña una dulce música que marca incansable mi caminar, con la mirada perdida entre recuerdos y deseos inmediatos haciendo un cóctel variado de mi propia Vida.
Existo por que palpito y mientras mis venas fluyen hacen que la sangre caliente mantenga mis sentidos, algunas veces agolpada en mis sienes para recordarme que existo o para que no olvide que también sufro.
El tiempo pasa inexorablemente, no puedo robarle ni una décima de segundo, ni un suspiro que brote de mi boca, ciertamente es efímero y no me da tregua.
Quedaran los sueños encerrados en esa bella estancia, donde paso horas eternas tras mis sueños mientras sigo cumpliendo con la cruel obligación de acatar mi destino.
Cautiva de una gran Ciudad que en unos días volverá al estruendoso sonido de la monotonía social y cumplidora y así de esa manera los habitantes de estas urbes volveremos a tratar de sobrevivir en nuestras cárceles independientes, compartidas solo y en parte con el encierro de la propia libertad comunitaria.
Luces de colores en la mañana, en las autopistas miles de coches unos detrás de otros en armonioso orden, esperando para entrar en el gran complejo laboral.
Niños que correrán por las aceras mochila en la espalda y rostros adormecidos besados por sus madres a la entrada de la Escuela, para de esta manera forjar un futuro lo mas perfecto posible asegurando así mas tarde integrarse en este mundo complejo y activo generado por nosotros mismos.
Mas yo sigo acotando los últimos instantes de mi libertad condicional por esta playa, mientras la noche celosa del día consume los marcados segundos del reloj, antes que el resplandor del amanecer la desplace sigilosamente para tomar su lugar.
Dejo sobre la Arena unos pétalos de Rosa, evidencia de mi presencia, para aquel amable caballero que me acompañó en otras ocasiones en agradecimiento a sus atenciones al compartir las madrugadas.
Hasta el próximo paseo.
Dama Enigmática
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Dama Enigmática